Para empezar lo más importante es hacerse consciente de la respiración.
Escuchar su sonido, sentirla en el cuerpo. No es necesario incidir sobre ella, es suficiente con observarla.
Como dice Ilse Middendorf, reconocida terapeuta, al percibir el proceso de nuestra respiración descubrimos una via a nuestra vida incosciente, y desatamos una expansión consciente sobre la totalidad de nuestro ser.
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